domingo, 3 de marzo de 2024

Sobre las diferentes etapas de preparación de un artista escénico contratado

Vale aclarar de antemano que el compromiso acordado entre un programador de un elenco nacional y un director musical invitado, coreógrafo, solista o suplente/refuerzo de un elenco es un contrato.

Especialmente los artistas con una cierta reputación cargan sus agendas con una anticipación de por lo menos un año. Cuando aceptan una invitación, muy probablemente rechazan en el mismo momento o pronto después a otra(s) para el mismo lapso. Por eso, el rompimiento unilateral del compromiso por parte del productor, ya cercano a la fecha de la presentación pública, termina para el actor artístico con seguridad en un “lucro cesante”: el que estaba pactado y que el productor incumplidor quiere evitar de pagar y/o el que estaba en oferta por la(s) otra(s) invitación(es).

Por otra parte, la preparación profesional de las funciones a cumplir suele empezar inmediatamente después del cierre del compromiso. El artista contratado (aunque sea de palabra) se hace con los materiales requeridos (partituras, fuentes de investigación de la materia, grabaciones existentes, etc.) y estudia/desarrolla su respectivo rol. Cuando se presenta al primer ensayo del elenco en cuestión, la mayor parte de su trabajo está hecho, es decir, más de la mitad de su compromiso está cumplido. Recuérdese la sentencia tan lapidaria como acertada:
El artista, en casa aprende su parte; en los ensayos conjuntos aprende la parte de los demás.

Los coreógrafos y directores musicales enseñan en los ensayos conjuntos sus creaciones/interpretaciones, elaboradas durante semanas o meses en sus claustros de estudio, al elenco bajo su dirección.

Conclusión: el pago de un honorario pactado por medio de un contrato con artistas escénicos debe ser efectuado, tenga lugar la producción o no (o tan sólo parcialmente).


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