Un Estado Nacional ordenado y próspero no se logra
de hoy a mañana, respecto de rasgos tan esenciales como, por ejemplo: su historia,
la responsabilidad ciudadana, la enseñanza pública, la cultura, el
mundo del trabajo, la democracia, métodos de conciliación, estabilidad, reglas,
conducción sabia, institucionalidad, una identidad nacional, una mística propia…
Desarrollar todo eso toma su tiempo.
Un conjunto artístico de excelencia tampoco se forma
de hoy a mañana.
Aquí hay que pensar en su trayectoria, la responsabilidad
profesional de sus integrantes, disciplina, una formación académica muy larga, cultura de trabajo
(individual y en equipo), la adquisición de experiencia y de un repertorio, estabilidad,
reglas, conducción sabia, institucionalidad, una identidad nacional, una
mística propia…
En la condición institucional y
artística de cualquier elenco nacional, su configuración administrativa, su
planificación y ejecución de las temporadas, el trato interno de los empleados
y artistas invitados, su manera de trabajar, su clima social, etc., vamos a
encontrar todas las facetas del carácter nacional y de la cultura de la
sociedad en general.
De tal manera es representativo
un elenco artístico que de su desenvolvimiento artístico, su estructura de
repertorio, su perfil de producción, su cultura de corporeidad –su sonido y fraseo en el caso de los músicos–, su
espíritu de creación etc., cualquier espectador/oyente intuitivo puede sacar
conclusiones sobre la sociedad o nación que la mantiene como institución. Por
eso se hizo costumbre recibir en los grandes centros culturales del mundo a los
elencos artísticos importantes de los diferentes países. En estas
oportunidades, sus integrantes son auténticos embajadores culturales de su país.
El brillo de sus presentaciones da testimonio de la potencia creativa, la
conciencia cultural, el rendimiento institucional y el relativo bienestar
económico y espiritual de la sociedad que la sostiene.
Tal es el enlace intangible de un Estado Nacional y
sus organismos artísticos:
El Estado crea y mantiene las instituciones artísticas,
y las instituciones artísticas reflejan, representan, retroalimentan y reproducen al Estado
Nacional.
Crecen juntos.
Por cierto, cada Estado Nacional
debería constituir y mantener a elencos artísticos de todas las disciplinas y
del más alto nivel profesional.
El Coro Nacional de
Jóvenes empezó hace más que 30 años como proyecto de coro de becarios
jóvenes.
En el transcurso de los años
alcanzó el máximo nivel de producción artística al que se podría aspirar. Ganó premios en prestigiosos
concursos internacionales.
Sus integrantes se han convertido
en profesionales de la música que pueden responder a las mayores exigencias en
su especialidad. Abundan los directores invitados que han manifestado su felicidad
por haber podido trabajar con este conjunto, por su excepcional nivel artístico
y su igualmente excepcional ética laboral.
Como en todo conjunto profesional
estable, el coro ha acumulado a lo largo de los años un enorme repertorio, factor
que representa un valor intangible “agregado” que suele escapar a la percepción
de muchos funcionarios políticos. Es todo el paquete: la profesionalidad y
experiencia de los cantantes, su repertorio acumulado y una historia de
recepción por parte del público, el que convierte a este coro en un auténtico
patrimonio cultural de todos los argentinos.
Está preparado para un máximo rendimiento
en cuanto a cantidad de producciones por año y a la exposición multimedia.
Serviría perfectamente para la ‘exportación’. Representa una de las principales
metas para las aspiraciones a la profesionalidad de jóvenes músicos argentinos.
Con justa razón, la paritaria
sectorial 2008 elevó el Coro Nacional de Jóvenes mediante Convenio
Colectivo/ Decreto 973 formalmente al rango de los otros elencos profesionales
de la Nación. Una pauta principal de Convenio es la carrera de 30 años de los
agentes comprendidos. La negligencia de no haber adaptado en ese momento su
denominación a la nueva circunstancia (llamándolo Coro Nacional de Cámara
–sin límite de edad– por sus características de
género artístico) ha resultado un dolor de cabeza político durante los últimos
años y lo seguirá siendo, hasta que pueda –ojalá– resolverse
pronto y sensatamente mediante la Resolución Ministerial o Decreto Presidencial
pertinente.
Palabras del Presidente de la
Nación, en oportunidad de la Apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la
Nación, 1/3/2020:
“Por eso, hoy vengo a anunciar el relanzamiento de un
sueño de Raúl Alfonsín, en los albores de nuestra democracia en 1983: el cuerpo
de administradores gubernamentales. Un cuerpo profesional de servidores
públicos formados con excelencia académica, con arraigo a la carrera administrativa y con una mística de transformación del Estado para ponerlo al
servicio de la sociedad.”
Cabe señalar que estos conceptos podrían describir con
precisión a los profesionales que integran a los elencos artísticos del Estado.
Además, los conceptos del Presidente –en las citadas
palabras y en muchas otras– reflejan un proyecto político de engrandecimiento y
potencia del Estado.
Algunas veces se ha observado algunos
impulsos políticos del siguiente tenor: Este CoNaJo ya se pasó de edad.
Disolvámoslo. Quizás podremos hacer otro coro de jóvenes, “para contener a la
juventud”.
A tales impulsos podría
llamárselos irreflexivos al no tomar en cuenta:
- El espíritu y
los términos del Convenio Colectivo/Decreto 973.
- El vínculo de inspiración y reflejo recíproco entre un Estado y sus elencos artísticos nacionales.
- El valor intangible del patrimonio cultural que un conjunto artístico de larga trayectoria y de gran repertorio representa para la población.
- El deseo del actual Presidente de la Nación, de ver a los profesionales del Estado en los lugares donde más servirían a la sociedad (un músico profesional, integrante de un conjunto de larga trayectoria y gran repertorio, obviamente seguirá sirviendo de manera óptima como integrante del mismísimo conjunto).
- Que se podría seguir con las dos cosas: la continuidad de una noble institución de artistas profesionales especializados ya existente… y un nuevo proyecto de coro de jóvenes becarios.
- El vínculo de inspiración y reflejo recíproco entre un Estado y sus elencos artísticos nacionales.
- El valor intangible del patrimonio cultural que un conjunto artístico de larga trayectoria y de gran repertorio representa para la población.
- El deseo del actual Presidente de la Nación, de ver a los profesionales del Estado en los lugares donde más servirían a la sociedad (un músico profesional, integrante de un conjunto de larga trayectoria y gran repertorio, obviamente seguirá sirviendo de manera óptima como integrante del mismísimo conjunto).
- Que se podría seguir con las dos cosas: la continuidad de una noble institución de artistas profesionales especializados ya existente… y un nuevo proyecto de coro de jóvenes becarios.
En nuestra opinión (la de los
artistas profesionales, integrantes de los elencos artísticos de la Nación
organizados en UPCN), atentar contra semejante institución cultural sería un
acto de vandalismo puro.
Una barbaridad.
Para solucionar el asunto, se necesita en lo inmediato la implementación de una prueba para cubrir los cargos vacantes con personal interino.
Para solucionar el asunto, se necesita en lo inmediato la implementación de una prueba para cubrir los cargos vacantes con personal interino.
A mediano plazo sería lo más sensato cambiar
el nombre del Coro Nacional de Jóvenes en Coro Nacional de Cámara, manteniendo por
única vez su personal en funciones y llamando a concurso para cubrir los cargos
vacantes de la planta permanente.
Para cerrar, un poco de música.
Los fundamentos del Proyecto institucional-artístico del Coro Nacional de Cámara [hasta hoy Coro Nacional de Jóvenes].
Los fundamentos del Proyecto institucional-artístico del Coro Nacional de Cámara [hasta hoy Coro Nacional de Jóvenes].
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